Católica impugnación del jerónimo fray Hernando de Talavera debe ser considerado un documento central y contemporáneo de la última batalla política y teológica librada ante la instauración definitiva de la Inquisición española, al mismo tiempo que un documento inestimable acerca de los diversos y complejos aspectos que rodean el mundo particular y la problemática del judeoconverso. El escrito, seguramente realizado entre 1480 y 1481, cuya edición fuente data de 1487, es realmente una respuesta refutadora a un “libelo” anónimo y abiertamente “judaizante” que se promulgó en Sevilla. El panfleto, que sólo conocemos por las referencias que nos da el propio Talavera en este libro, parece ser una descarada defensa de la ritualidad hebrea y la superiodidad de la vieja ley, y delataba la práctica abierta del criptojudaísmo en la comunidad judeo-conversa sevillana, argumento central de los sectores partidarios de la Inquisición. Es posible que su desconocido autor estuviera lanzando una descarada respuesta a los primeros rigores inquisitoriales que se producen precisamente ese año en Sevilla. Según nos cuenta el propio Talavera, entonces poderoso consejero y confesor de la reina, su impugnación estuvo motivada por el conocimiento directo de la reina Isabel del panfleto sevillano y el escándalo que motivó en la corte de Castilla, entonces instalada en Sevilla. La Católica impugnación atacará duramente la irresponsabilidad del autor anónimo, poco consciente al parecer de la lucha de poder en las altas esferas entre los sectores que abogaban por el evangelismo y la tolerancia, identificados con la élite conversa de la corte isabelina, y los sectores que pedían abiertamente una política de medidas represoras contundentes como la Inquisición, ya activa pero no generalizada en el reino. Talavera, “que no ahorra las más extremadas condenas ante la actitud de los grupos judaizantes, tampoco deja de repetir una y otra vez la defensa de los conversos que permanecen leales a la fe cristiana”, ha de escribir su “impugnación” desde “una esencial conciencia de riesgo bajo el doble propósito de rebatir al libelista, a la vez que de cerrar el paso a una represión indiscriminada contra los conversos y a un establecimiento permanente de la misma”. Desde esa difícil tesitura afloran claves esenciales para conocer el problema espiritual y social de los siglo XV y XVI en España, el complicado panorama en que aún hoy se nos presenta tanto el problema judeoconverso como el de los orígenes de la Inquisición, y se sitúa en el vértice de una tradición literaria y espiritual de catolicismo abierto y diverso que, a pesar de la intolerancia inquisitorial, mantuvo un eje de influencia y difusión que explicaría muchas de las páginas de un Juan de Ávila, un fray Luis de León o del mismísimo Cervantes. Nuestra edición sigue la única edición moderna existente, realizada en 1961 por Francisco Márquez Villanueva y Francisco Martín Hernández sobre el único superviviente de los ejemplares de 1487, conservado en la biblioteca Valliceliana de Roma. Está acompañada por los ya clásicos estudios del propio Márquez Villanueva sobre Talavera y su Católica impugnación, y ha sido puesto al día de forma magistral por la investigadora italiana Stefania Pastore.
Tiempos de silencio. Presentacion a Francisco Marquez Villanueva y Hernando de Talavera
PASTORE, Stefania
2012
Abstract
Católica impugnación del jerónimo fray Hernando de Talavera debe ser considerado un documento central y contemporáneo de la última batalla política y teológica librada ante la instauración definitiva de la Inquisición española, al mismo tiempo que un documento inestimable acerca de los diversos y complejos aspectos que rodean el mundo particular y la problemática del judeoconverso. El escrito, seguramente realizado entre 1480 y 1481, cuya edición fuente data de 1487, es realmente una respuesta refutadora a un “libelo” anónimo y abiertamente “judaizante” que se promulgó en Sevilla. El panfleto, que sólo conocemos por las referencias que nos da el propio Talavera en este libro, parece ser una descarada defensa de la ritualidad hebrea y la superiodidad de la vieja ley, y delataba la práctica abierta del criptojudaísmo en la comunidad judeo-conversa sevillana, argumento central de los sectores partidarios de la Inquisición. Es posible que su desconocido autor estuviera lanzando una descarada respuesta a los primeros rigores inquisitoriales que se producen precisamente ese año en Sevilla. Según nos cuenta el propio Talavera, entonces poderoso consejero y confesor de la reina, su impugnación estuvo motivada por el conocimiento directo de la reina Isabel del panfleto sevillano y el escándalo que motivó en la corte de Castilla, entonces instalada en Sevilla. La Católica impugnación atacará duramente la irresponsabilidad del autor anónimo, poco consciente al parecer de la lucha de poder en las altas esferas entre los sectores que abogaban por el evangelismo y la tolerancia, identificados con la élite conversa de la corte isabelina, y los sectores que pedían abiertamente una política de medidas represoras contundentes como la Inquisición, ya activa pero no generalizada en el reino. Talavera, “que no ahorra las más extremadas condenas ante la actitud de los grupos judaizantes, tampoco deja de repetir una y otra vez la defensa de los conversos que permanecen leales a la fe cristiana”, ha de escribir su “impugnación” desde “una esencial conciencia de riesgo bajo el doble propósito de rebatir al libelista, a la vez que de cerrar el paso a una represión indiscriminada contra los conversos y a un establecimiento permanente de la misma”. Desde esa difícil tesitura afloran claves esenciales para conocer el problema espiritual y social de los siglo XV y XVI en España, el complicado panorama en que aún hoy se nos presenta tanto el problema judeoconverso como el de los orígenes de la Inquisición, y se sitúa en el vértice de una tradición literaria y espiritual de catolicismo abierto y diverso que, a pesar de la intolerancia inquisitorial, mantuvo un eje de influencia y difusión que explicaría muchas de las páginas de un Juan de Ávila, un fray Luis de León o del mismísimo Cervantes. Nuestra edición sigue la única edición moderna existente, realizada en 1961 por Francisco Márquez Villanueva y Francisco Martín Hernández sobre el único superviviente de los ejemplares de 1487, conservado en la biblioteca Valliceliana de Roma. Está acompañada por los ya clásicos estudios del propio Márquez Villanueva sobre Talavera y su Católica impugnación, y ha sido puesto al día de forma magistral por la investigadora italiana Stefania Pastore.File | Dimensione | Formato | |
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